30.12.14

Crimental

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Durante la madrugada del día 16 tras investigaciones realizadas por los Mossos y bajo cobertura de la Audiencia nacional, varios Locales, viviendas y casas ocupadas son asaltadas por la policía siendo detenidas 11 personas (7 de las cuales a día de hoy han ingresado en prisión) bajo la acusación de crear un presunto grupo anarquista “terrorista”. Las únicas pruebas aportadas es el propio pensamiento de dichas personas detenidas, la única acusación la palabra escrita por ellas… Parece ser que 1 para criminalizar al movimiento libertario pues simplemente por pensar como anarquista ya es en si un delito punible de terrorismo, por lo tanto organizarse con gente afín es por definición un delito de pertenencia a organización terrorista. Antes del acto delictivo consideran que hay un pensamiento delictivo haciendo del concepto crimental desarrollado por Orwell en la novela 1984 un nuevo artículo del código penal y en la ley de enjuiciamiento penal. Esta situación nos hace a toda la gente que lee y piensa más allá de las chorradas deportivas sospechosa de pertenecer a organización terrorista y como a un anarquista se la rempamplinfa el  poder o no poder presentarse a las elecciones, la ley de partidos echa a medida al conflicto de Euskalerria va transformándose en una práctica penal echa a medida de anarquistas o cualquier otro grupo que se plantee luchar por cambios reales sin necesidad que en sus planteamientos haya la acción armada o violenta. Tanto la ley mordaza y como en el considerar el pensamiento como prueba de cargo para una acusación de terrorismo  dejan impune cualquier exceso represivo. Solo permitiendo la opción pasiva del voto como única respuesta social a las injusticias permitida por los que realizan dichas injusticias dejando claro que el votar no sirve para nada por la imposibilidad real de cambiar el sistema desde dentro.
ya no es necesario montajes como el caso escala


Estas leyes son en si la máxima expresión de la democracia, la realidad pornográfica del “imperio de la ley” que toda constitución de la dictadura del Capital· nos garantiza. La protesta, la disidencia, la voluntad de cambio solo puede ser expresada por los cauces que el Estado y las leyes marcan: El voto, la encuesta, el consumo… Y por todo esto no es de esperar que un triunfo del sector progresista para administrar dicha dictadura haga retroceder dichas leyes. La Audiencia nacional, la ley antiterrorista perduran gobierne quien gobierne. La criminalización del pensamiento crítico, la protesta y la ley mordaza perduraran aunque cambie el pretendido signo del gobierno. La insumisión generalizada, el que dichas leyes sean inaplicables, según nuestra opinión, son la única posibilidad de acabar con dichas leyes, lo único que queda es desobedecer colectiva y socialmente, sin legitimar ninguna acción policial o decisión judicial con la obediencia. Plantear esa insumisión nos hace plantear la necesidad de una auto organización generalizada y coordinada y esto precisamente es una de las acusaciones que el juez acepta como motivo a la gente compañera sea encarcelada. Urge dicha coordinación como urgen la creación de comités anti-represivos y pro-presos, mientras los podemos y demás quieren con una pretendida radicalidad representarnos poco a poco nos irán encarcelando, marginando y silenciando, participar del parlamentarismo es participar de dicha represión, marquemos claramente quien es dictadura del capital y quien quiere liberarse.

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Es conocido que desde la desaparición a finales de los años setenta (primeros ochenta) de los diferentes grupos autónomos, dejaron de existir grupos armados anarquistas2. Tras el montaje del Caso Escala cíclicamente la brigada encargada de perseguir anarquistas montaba redadas inventando la existencia de algún grupo armado, para justificar el sueldo, además de, preventivamente desorganizar los distintos movimientos sociales. También se esforzaban en vincular no solo al anarquismo con ETA, sino a cualquier movimiento social de protesta anticapitalista por moderada que fuese.

A falta de lucha armada, amplían el concepto de terrorismo mediante la definición del terrorismo de baja intensidad que permite perseguir cualquier comportamiento que consideren violento como acto terrorista. No se detienen comandos sino jóvenes manifestantes de la llamada calle borroka, ampliando dicho modelo a todo el territorio bajo dominio del Reino de España. Destrozos sin víctimas de jóvenes manifestantes son juzgados con más severidad que agresiones a personas realizadas por borrachos futboleros, violadores o grupos fascistas. En si ya antes de la ley mordaza que nos cae encima, la sombra de acusaciones de terrorismo planeaba contra cualquier resistencia por leve que fuese contra los planes de la dictadura del Capital. Las propias definiciones de pertenencia, colaboración o apología a grupo terrorista son tan ambiguas que cualquiera puede acabar acusado de dichos delitos. En si ya escribir sobre ello, poner en duda la legitimidad de la política sobre el terrorismo uno ya corre el riesgo de ser acusado de tal.

El Reino de España es incapaz de existir sin enemigos internos nativos, es incapaz de mediar en los conflictos sociales sin aplicar la represión y utilizar la violencia. Para justificarse necesita, entre otros enemigos, de un terrorismo local y si no lo hay lo inventa. La represión de dicho “terrorismo” le permite aislar a todo movimiento libertario o popular emancipatorio y amedrentar la revuelta con duras penas de cárcel. También hay mucha pasta dentro de los servicios antiterroristas para desmantelarlos con el paro que hay y el peligroso mundo que les rodea.

La tregua en Euskadi no buscada por el PP deja huérfana esta opción, ya que las rentas del pasado en propaganda no duran mucho. Los anarquistas son una buena alternativa a perseguir pues la persecución de la Yihad solo acosa a cuatro restaurantes magrebíes y a unos pocos inmigrantes reunidos en precarias mezquitas y lavadoras llenas de Dixan. El integrismo no es utilizable para reprimir la población solo para aterrorizarla con indiscriminados atentados donde la propia gente es en sí misma un objetivo y generalizar aún más el racismo. Con el anarquismo, persiguiéndolo, pueden inventar conspiraciones internacionales y acosar a casi todos los movimientos sociales pues hay posibles anarquistas en toda posible protesta y de toda posible procedencia.

Defender inocencias es absurdo cuando ni siquiera buscan culpabilidades reales, materiales. Cada vez que el movimiento libertario emerge es golpeado por la represión, es algo que debemos asumir para poder contra restar con la solidaridad dicha represión, pues nuestro objetivo no es cambiar el régimen o negociar uno nuevo, sino la conquista de la propia vida individual y colectiva frente la alineación, la precariedad y el encuadramiento político. Esto último hace que los libertarios nos plantemos continuamente el papel de la violencia, la no violencia y las diferentes formas de acción directa, pues con la correlación de fuerzas una guerra desigual sería un suicido en las condiciones actuales. Todas estas leyes especiales que coartan la libertad de pensamiento están para impedir dichos análisis. Todo debate queda entorpecido por el pensamiento único de someterse al imperio de la ley, a los márgenes de la legalidad o a las verdades inamovibles de las vanguardias armadas, con sus líderes, infiltrados, mártires e intereses ocultos. Imposible desarrollar un una crítica, un debate sobre este tema sin la intervención policial, el ruido de los media y las imposiciones de dirigentes de la revolución o su contra.

Históricamente al no esperar nada de la política y sus formas, el movimiento libertario se ha dedicado a crear la revolución en presente, organizándose a partir de la creación de estructuras temporales de auto organización, en la más inmediata vida cotidiana más que en la preparación de la futura Revolución y toma de Poder prometidos tras largos sacrificios por las vanguardias y un sin fín de claudicaciones reformistas. Eso hace que les sea peligroso el anarquismo más que una posible organización armada, su concreción en movimientos sociales que transforman la vida cotidiana. De ahí que cada vez más se esté criminalizando actos sin víctimas, se esté persiguiendo las propuestas del pensamiento crítico y se esté intentando recuperar a los movimientos sociales mediante el palo o la zanahoria.

No tenemos otra como gente antiautoritaria: la revolución está en la vida cotidiana, en la superación de sus miserias y precariedades, desconfiando de todo clientelismo que las diferentes formas de religiosidad, sectarismo y socialdemócrata nos proponen para asumir la existencia del Estado. La autodefensa y la reapropiación de la vida secuestrada por el Estado-Capital forman parte de la praxis libertaria. Pero la lucha esta contra la explotación del Trabajo, la generación de organismos autogestionarios sin esperar la victoria final, la creación de valores culturales propios. Muchos movimientos sociales actuales, sabiéndolo o no, adoptan formas libertarias o antiautoritarias: el feminismo, las ocupaciones, los movimientos asamblearios, el sindicalismo revolucionario, el lgtb, las ocupaciones, la contra cultura, veganismo y un largo etc. El pretender hacer una Revolución sin tomar el poder hace de la revolución libertaria una práctica permanente, global y cotidiana. El futuro es ahora.

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